La gestualidad y pantomima que los actores dominan muy bien fueron, tal vez, los recursos más logrados en esta pieza de Martín Barreiro con una historia atrapante.

El Bello Engaño, escrita y dirigida por Martín a partir del último día de 1502, es la propuesta inicial.
¿Qué hizo Borgia para que dicha heroína sobreviva a través de los tiempos? ¿Será que sólo él ha sabido visualizar lo irreconciliable del opuesto poder gubernamental in extremis? La realidad circundante estremece. Que los Borgia tenían mala reputación en Italia, no es ninguna novedad, sobre todo teniendo en cuenta la fama de envenenadores y asesinos que poseía la familia, comenzando por César. En medio del caos en que vivía Italia por aquella época, los Borgia trataron de acrecentar su poder mediante traición y engaño, alguno de cuyos detalles son mencionados por Maquiavelo en su libro, El Príncipe.

La obra comienza con Da Vinci realizándole un dibujo a César Borgia, entre textos de preocupación van apareciendo el resto de los personajes; Nicolás Maquiavelo un político y filósofo aficionado por las conjuras y conspiraciones (de ahí su adjetivo “maquiavélico”), y Vitellozzo Vitelli un capitán sublevado que desea reconciliarse con Borgia.

El peso fundamental descansa en la labor actoral, en el cuidado de la emisión vocal y la dicción, y en la postura crítica y renovadora frente al conocido referente. La sátira política, ácida y descarnada, subrayadas con el gesto soez y el lenguaje escatológico, resulta en un bufeo que dialoga con el pasado de esta pieza o en apelaciones a la memoria colectiva, en alusiones explícitas a nuevas medidas de la política (o la de siempre) de Borgia, el encuentro y enfrentamiento de Vitelli, que realza o sumerge al espectador, o la imagen de la pintura de Da Vinci, que provocan una inmediata y fecunda respuesta del público, o la innegable conspiración de Maquiavelo, que nos representa como gobierno argentino, tan vital que me hizo suponer otras muchas claves y códigos ajenos para mí pero perfectamente productivos para el imaginario social del actual gobierno de turno de nuestro país.

Muy buena las actuaciones de Fernando Blanes (Leonardo Da Vinci) que se lleva a cabo con mucha confianza y con una dicción y fuerza vocal a su tono acertado para el personaje. En cuando a Pablo Camaití (interpreta a César Borgia - cronista de CQC) tiene cierto tick corporal molesto para el público; el constante movimiento de inquietud hace que su interpretación sea pobre, de todas formas lleva un hilo acertado para su personaje pero poco convincente. Luciano Crispi (Nicolás Maquiavelo) al principio le falto más plasticidad, se lo encontró desconectado en varias ocasiones con su personaje, al final de la obra empezó a lucirse, debería confiarse a sí mismo para éste exégesis que requiere potencia e imaginación como lo fue en su vida real. Destaco las actuaciones de Diego Verni (Vitellozzo Vitelli) como una revelación; desde que ingresa al escenario lleva una fuerza impactante de expresión corporal que lo demuestra con su ductilidad e histrionismo arriba del escenario y lo hace con plena convicción profesional en una esmerada actuación bien lograda.
Excelente Escenografía y Vestuario a cargo de Carmen Medrano: con maestría innata, incorpora las más diversas técnicas y elementos culturales a sus montajes que sobresalen con luz propia, y lo inserta en una notoria vanguardia. Encantador diseño de luces y juego muy bien delineados.

Recomendado para aquellos amante de la historia y del buen teatro, para estudiantes de escenografía y para quienes desean sumergirse en una leyenda maquiavélica.

Calificación: Muy Buena.

Crítica: Joud Raad
“El Bello Engaño”
Dramaturgia, Dirección y Puesta en Escena: Martín Barreiro
Actúan: Fernando Blanes, Pablo Camaití, Luciano Crispi, Diego Verni.
Escenografía y Vestuario: Carmen Medrano
Funciones: Domingos de Octubre y Noviembre 20.30 hs
Teatro El Convento - Reconquista 269 Reservas: 4264-1101
Entrada General: $ 30 -.