El Príncipe de Homburg (1811), en cuya trama tienen gran importancia los sueños, basada en un episodio de la Guerra de los Treinta Años.
Buena propuesta, débil puesta en escena.
Del polémico autor Heinrich von Kleist. Es tal vez uno de los escasos escritores del Romanticismo que tradujo a la acción el ideario que inspiraba a los románticos. Su único objetivo, tanto en su vida pública literaria como en la privada, era la búsqueda del Absoluto. El último testimonio de ello fue precisamente su suicidio compartido con su compañera, a la edad de 34 años, y tras una cuidada y minuciosa preparación. Tras cometer suicidio, cobró relevancia varias obras de las cuales se destacan "El Príncipe de Homburg", un espectáculo de tema grecolatino en la que asociaba el vértigo amoroso a la propia muerte.
Sobre textos del escritor Heinrich von Kleist, Oscar Barney Finn hace una aparente obra de estructura clásica y de época: El Príncipe de Homburg pasea sonámbulo por los jardines del palacio; es comandante de la caballería alemana durante la Guerra de los Treinta Años contra los suecos. El Elector, su mujer, la Princesa Natalie lo encuentran durmiendo y le preparan una corona de laurel; entresoñadamente el Príncipe retiene en su memoria la visión de Natalie. Al verla al día siguiente queda enamorado, y escucha distraído las órdenes de mando, que no cumple en el campo de batalla convirtiendose en el Héroe de Feberllin. Condenado a muerte, el Príncipe pide clemencia, la princesa conmovida ruega al Elector para que lo perdone, pero luego el príncipe acepta morir. Durante la ejecución, de nuevo en el jardín, como en un sueño, la Princesa lo corona de Laurel.
La escenografía no puede ser más que simple ya que hay solamente una plataforma en diagonal descendiente que ilustra todos los cambios de escenas, lo interesante y atractivo es el diseño de luces y la música de fondo que se da durante la obra. Las actuaciones no logran realizarse con esmero ni tampoco con seguridad ya que existió algunos resbaladizos diálogos sobre textos y confusos episodios entre los intérpretes. A la princesa le falta mucho para su personaje y el príncipe, si bien es el protagonista, no parece estar preparado para su papel, destaco las actuaciones de la Reina y Rey que sí obtuvieron el mayor halago de los aplausos. Puesta en escena regular, dirección de actores no óptimos, también los diálogos mezclan un español neutro con un lunfardo que carece de lógica dentro del contexto. Escenografía pobre y vestuarios inadecuados ya que la tela no corresponde con la época.
Recomendado para quiénes aman la ficción y desean sumergirse en una trama aventurera.
Calificación: Regular
Crítica: Joud Raad
“El Príncipe de Homburg”
Dirección: Oscar Barney Finn
Autoría: Heinrich von Kleist
Traducción: Gustavo Böhm
Actúan: María Comesaña, Daniel Dibiase, Jorge García Marino, Pablo Mariuzzi, Mariano Mazzei, Claudio Messina, Esmeralda Mitre, Cesar Repetto, Maximiliano Sarramone
Vestuario: Mini Zuccheri
Escenografía: Raúl Bongiorno
Escenografía: Eli Sirlin
Funciones: Viernes y Sábados a las 20 horas
Centro Cultural de la Cooperación - Av. Corrientes 1543
Entrada General: $ 35-.
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